jueves, 23 de abril de 2009

ENTEG



Yo duermo en la puerta de aquel banco. Atesorado y susurrado por la tierra billete. No te conmuevas si tirito, es una extraña danza ensimismada. De vez en vez una despistada escoba raspa mi cuerpo. La ignoro y continúo con mis frìgidos y vacuos sueños. Ni que decir de los roedores que siempre me dicen chismes y secretos al oído. La ciudad y su bullicio es una gran sonaja para . Los muros caen y siempre me abrigan. Escombro humano. No te "siegues", no estoy derruido. Yo sólo oigo a la tierra, solo. Perro què me observes, ni le intentes a la lluvia ni al nubarrón. Y si me preguntas de sabidurías, te respondería sólo sè que la tierra es tierna y me sostiene casi imperceptible, casi helado. Un empleado bancario llega y patea mi cuerpo, es señal de que estorbo. Los billetes se regodean en al bòveda y yo avispo. Cambio de puerta. Mi sueño es longo...

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