domingo, 15 de febrero de 2009

AHANTE




No haz visto al andante tijeras. Sandalia cuchillo, descalzo para bajo el puente. No hay ningún edificio derruido sobre el río rojo de lágrimas de luna que se oculta en una caja en los bolsillos del desnudo. No haz visto su sombra y penumbra contrastando con el chirriante sol de noviembre. Siempre hay un cuchillo en sus ojos cuando dormido abraza la más profusa miseria. Hay un error de redacción en su destino. Hay segundos que solo pertenecen a sus horas, jamás a las tuyas. Hay un pie torcido pisando sus huellas. Las tuyas. Hay recintos genuflèxicos en su paso. Respeto, perdón, respeto y reparo. Espeto una solución entre el plumaje de los búhos. Hay plazas de carne por las que camina desnudo esperando la soberbia de su propia sombra. No haz visto al andante tijeras ziqzaq cuando de pronto una esquina cualquiera., desde cualquier punto del firmamento firmante, una flamígera extremidad lo adhiere a ella y desaparece. Haciendo que usted se pregunte: ¿y por qué yo no sino tan quejumbroso? Siendo.

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